Soltar es una decisión de vida, sanar en manos de Dios es posible

Si hay algo que no podemos perder de vista, es que hemos llegado a esta etapa de nuestras vidas, habiendo superado obstáculos, haciéndole frente a las dificultades, pasando por valles, por desiertos y que cada una de las decisiones tomadas nos han traído a nuestro presente. Algunas, probablemente hayan sido más acertadas que otras, pero, hemos logrado permanecer de pie y eso es lo que vale.

El corazón de una mujer es tan fuerte, como tan sensible. Una pieza única, tallada por las manos de su Hacedor. Creada con la capacidad de amar, de acoger, de percibir lo que las palabras no logran expresar. Tesoro invaluable, generoso, apacible, pasional y así podría seguir una vida entera… ¡Cuánto lleva en el interior de su ser!

El paso de los años y las experiencias, me llevaron a realizar una mirada introspectiva acerca de este gran misterio. Y es que la capacidad que yace en este órgano tan pequeño, no está sujeto a la capacidad de su tamaño, sino que, además de ser el motor de nuestro cuerpo, no se abstrae a que descubramos la necesidad de qué, quién, cómo y cuándo cuidarlo de todo lo que pueda dañarlo…

Esto me ha llevado a reflexionar, luego de observar conductas reiteradas, con causales tan parecidas entre ellas y consecuencias más similares aún, a la necesidad de accionar ¿qué podría hacer, para ser de cooperación y soporte a mujeres que necesitan ser sanadas en su salud emocional, esas mismas que han crecido con heridas en el alma, con cicatrices invisibles a causa de palabras mal hirientes o visibles provocadas por innumerables causas?

Hoy oro por tu vida, para que el Creador intervenga en tu sanidad emocional. Oro por esas heridas que no cerraron y han aumentado la profundidad en tus cicatrices. Oro para que su amor llene cada espacio vacío, porque si hay algo que puedo afirmar con total convicción es que, él sí tiene el deseo de que seas regenerada, renovada y sanada.

Prepárate para perfumar con tu esencia. ¡Este es tu tiempo de brillar! Rodéate de personas que te impulsen a ser mejor y fortalece tus vínculos haciéndolos perdurables, pero no camines sola.

“Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en la tabla de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buen nombre entre la gente”
Proverbios 3:3-4 NVI.

 

Laura Galeano – La Gaceta Cristiana

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