Nadie puede negar que lo de Marcelo “es el vidrio” en sí, un referente en la ciudad de Arroyito.
Cuando llegó a Arroyito tenía 15 años. En (1985) decidió emprender su camino abriendo su propio negocio de vidriero en la década 90, más precisamente en noviembre de 1998.
Si bien no tenía empleado, en aquel entonces, cuando la ocasión lo requería, recibía la ayuda de su esposa y también de sus hijos cuando fueron grandes, sin interferir en sus obligaciones estudiantiles.
Hoy Marcelo Zanellato cuenta en su emprendimiento familiar a su esposa Graciela y a tres de sus hijos, Emanuel, Emiliano y Eric en tanto que sus hijas, Grey es Arquitecta y Micaela estudiante universitaria.
Además, contó que la vidriería es como cualquier trabajo: tiene sus riesgos, hay que hacerlo con mucho cuidado, no es como trabajar con hierro y madera. “Con el trascurso de los años fui adquiriendo experiencia, en la vida nunca se termina de aprender”, indicó.
Su negocio se dedica a colocación de vidrio en aberturas de maderas y aluminio, mamparas para baños, barandas para escaleras, techos, cerámicos y pisos de vidrios.
Por su parte, dijo que “las técnicas cambiaron, los elementos de corte, la calidad del vidrio. Mientras crecen en el mercado algunos materiales, otros van quedando de lado. Las aberturas de aluminio prácticamente coparon el mercado. Hoy la abertura de madera y hierro casi ni se usa, quedó en segundo plano”, agregó.
El volumen de trabajo de Marcelo se fue incrementando gracias al boca en boca. Nunca hizo publicidad, la mejor manera de venderse era haciendo bien su tarea. “Lo más grato es cuando viene el cliente y te felicita por el trabajo realizado. Eso reconforta. Más allá de que siempre hubo momentos agradables y desagradables”, manifestó emocionado.
La vidriería está ubicada al lado de su hogar desde el momento que comenzó, en Avda. Marcial Vaudagna 454.